Campaneando una vidriera
la pebeta del local me cautivo
y de gil le compre una corbata de ceda
brillante de color rojo punzo.
Y salí a pavonearme por el barrio
con ese andar canyengue de varón
y al andar con tanto firulete
sentí como que el vientre me llamo.
Urgido por la angustia incontenible
que trae un desarreglo estomacal
acelere mis pasos al boliche
y al baño me mande sin saludar.
Y viendo que el motivo de mi angustia
bajaba con la fuerza de un tropel
mas calmo y ante el echo consumado
descubro, con pavor, que no hay papel.
¡No hay papel!,
me he metido en un embrollo
no queda nada en el rollo
¿Cómo resuelvo el dilema?.
¡No hay papel!,
ni siquiera un pedacito
un boleto, un manuscrito
que me salve del problema.
¡No hay papel!,
corrugado cartulina
o un pedazo de cortina
que me ayude en la ocasión.
¿Por qué será que la vida
nos trae cosas ingratas?,
sacrifique la corbata
de ceda rojo punzo.