La interrogué en el camerino
sobre la muerte de René,
me contestó con evasivas,
no sé, no sé, no sé, no sé.
Vámonos, me dijo
tengo que hablarte de unas
perlas ensangrentadas,
flores pisoteadas.
Perlas ensangrentadas,
flores pisoteadas.
René fue sólo un instrumento
una fachada nada más.
A mí me llegará el momento
me dijo con tranquilidad.
Vámonos, me dijo.
Tengo que hablarte de unas
perlas ensangrentadas,
flores pisoteadas.
Perlas ensangrentadas,
flores pisoteadas.
La acompañé hasta su casa
nos despedimos sin hablar.
Aquella fue la última noche.
Tres tiros le hicieron callar.
Recordé su frase, aquella historia
sobre perlas ensangrentadas
flores pisoteadas.
Perlas ensangrentadas,
flores pisoteadas.